La Revolución Francesa
Las ideas
Los pensadores franceses admiraban
la organización política, social, económica y la filosofía inglesa. De esa
admiración surgieron las ideas principales de la Ilustración francesa:
·
Fe en el progreso humano.
·
Los hombres mejoran a través de la
educación.
·
Libertad religiosa. Todos los seres
humanos son esencialmente iguales.
·
El gobierno de un pueblo surge por
convenio de los ciudadanos.
Tales ideas fueron propugnadas por
pensadores como Rousseau, Diderot, D'Alambert y Voltaire. Se difundieron a
través de la Enciclopedia y se apoyaron en gran parte en el surgimiento de la
Revolución francesa.
Antecedentes: Antiguo
Régimen
Luis XIV, Luis XV y Luis XVI
impusieron la monarquía absoluta, restando privilegios a la nobleza y uniéndose
a la burguesía.
·
Enfrentaron graves problemas económicos
que no resolvieron con poner impuestos.
·
Entonces encargaron su solución a los
Estados Generales, asamblea formada por representantes de la nobleza, el clero
y el pueblo. Esta asamblea también fracasó, debido a que el voto se emitía por
estamento, esto es que apesar de ser mayoría, los representantes del tercer
estado (pueblo) terminaban perdiendo toda propuesta ya que al votar el
resultado era dos, nobleza y clero, contra uno (pueblo).
·
Los representantes del pueblo formaron
aparte la Asamblea Nacional, que pronto incluyó a algunos representantes
progresistas de la nobleza y del clero, que exigió al gobierno de Luis XVI
importantes reformas.
LA REVOLUCION
El estallido de la Revolución francesa
representó para la Corona española un nuevo y gran peligro. Aparte de lo que
significaba en el plano ideológico-político la caída del absolutismo en el país
vecino, la amenaza inmediata de una guerra con Francia pareció aumentar a causa
de la "diplomacia de mano dura" del ministro Floridablanca, que
mostró una actitud inflexible de rechazo frente a la revolución, lo que
proporcionó a sus enemigos políticos una oportunidad para intensificar las
intrigas en su contra, haciendo ver a Carlos IV la posibilidad de que la
hostilidad de Floridablanca contra la Revolución francesa pudiera inmiscuir a
España en una guerra que no estaba en condiciones de emprender.
Francesa, Revolución, proceso
social y político acaecido en Francia entre 1789 y 1799, cuyas principales
consecuencias fueron el derrocamiento de Luis XVI, perteneciente a la Casa real
de los Borbones, la abolición de la monarquía en Francia y la proclamación de
la I República, con lo que se pudo poner fin al Antiguo Régimen en este país.
Aunque las causas que generaron la Revolución fueron diversas y complejas,
éstas son algunas de las más influyentes: la incapacidad de las clases
gobernantes —nobleza, clero y burguesía— para hacer frente a los problemas de
Estado, la indecisión de la monarquía, los excesivos impuestos que recaían
sobre el campesinado, el empobrecimiento de los trabajadores, la agitación
intelectual alentada por el Siglo de las Luces y el ejemplo de la guerra de la
Independencia estadounidense. Las teorías actuales tienden a minimizar la
relevancia de la lucha de clases y a poner de relieve los factores políticos,
culturales e ideológicos que intervinieron en el origen y desarrollo de este
acontecimiento.
Las razones históricas de la
Revolución
Las transformaciones producidas por
la Revolución
Una consecuencia directa de la
Revolución fue la abolición de la monarquía absoluta en Francia. Asimismo, este
proceso puso fin a los privilegios de la aristocracia y el clero. La
servidumbre, los derechos feudales y los diezmos fueron eliminados; las
propiedades se disgregaron y se introdujo el principio de distribución
equitativa en el pago de impuestos. Gracias a la redistribución de la riqueza y
de la propiedad de la tierra, Francia pasó a ser el país europeo con mayor
proporción de pequeños propietarios independientes. Otras de las
transformaciones sociales y económicas iniciadas durante este periodo fueron la
supresión de la pena de prisión por deudas, la introducción del sistema métrico
y la abolición del carácter prevaleciente de la primogenitura en la herencia de
la propiedad territorial.
Napoleón instituyó durante el
Consulado una serie de reformas que ya habían comenzado a aplicarse en el
periodo revolucionario. Fundó el Banco de Francia, que en la actualidad
continúa desempeñando prácticamente la misma función: banco nacional casi
independiente y representante del Estado francés en lo referente a la política
monetaria, empréstitos y depósitos de fondos públicos. La implantación del
sistema educativo —secular y muy centralizado—, que se halla en vigor en
Francia en estos momentos, comenzó durante el Reinado del Terror y concluyó
durante el gobierno de Napoleón; la Universidad de Francia y el Institut de France fueron creados también en este
periodo. Todos los ciudadanos, independientemente de su origen o fortuna,
podían acceder a un puesto en la enseñanza, cuya consecución dependía de
exámenes de concurso. La reforma y codificación de las diversas legislaciones
provinciales y locales, que quedó plasmada en el Código Napoleónico, ponía de
manifiesto muchos de los principios y cambios propugnados por la Revolución: la
igualdad ante la ley, el derecho de habeas
corpus y disposiciones para
la celebración de juicios justos. El procedimiento judicial establecía la
existencia de un tribunal de jueces y un jurado en las causas penales, se
respetaba la presunción de inocencia del acusado y éste recibía asistencia
letrada.
La Revolución también desempeñó un
importante papel en el campo de la religión. Los principios de la libertad de
culto y la libertad de expresión tal y como fueron enunciados en la Declaración
de Derechos del hombre y del ciudadano, pese a no aplicarse en todo momento en
el periodo revolucionario, condujeron a la concesión de la libertad de
conciencia y de derechos civiles para los protestantes y los judíos. La
Revolución inició el camino hacia la separación de la Iglesia y el Estado.
Los ideales revolucionarios pasaron
a integrar la plataforma de las reformas liberales de Francia y Europa en el
siglo XIX, así como sirvieron de motor ideológico a las naciones
latinoamericanas independizadas en ese mismo siglo, y continúan siendo hoy las
claves de la democracia. No obstante, los historiadores revisionistas atribuyen
a la Revolución unos resultados menos encomiables, tales como la aparición del
Estado centralizado (en ocasiones totalitario) y los conflictos violentos que
desencadenó.
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